Factores como conocer a la persona que
cometió el robo, la presencia de incivilidades (grafitti, personas drogándose)
y facilitadores ambientales del robo (ruido excesivo), así como la presencia de
lotes baldíos en las cercanías del lugar victimizado, parecen ser los
determinantes principales del robo.
Los criminales viven cerca del sitio donde se
cometió el robo, o que lo frecuentan mucho. Estudios previos (Reiss, 1986;
Neild y Paylor, 1996) han concluido que existen territorios de operación de los
ladrones y que éstos se ubican cerca de sus lugares de residencia.
La presencia de acciones inciviles como las
que resultan en pintas y graffiti en las paredes del vecindario y el consumo de
drogas, también se asociaron significativamente a la victimización. Esto
implica que el vivir o trabajar en un lugar en donde se consumen drogas en la
vía pública y se rayan las paredes de casas y edificios, representa un riesgo
mayor de sufrir un robo o ser asaltado. Es probable que estos aspectos no sólo
sean resultados de las acciones de los delincuentes, sino también señales que
les indiquen que la vecindad, barrio o colonia, son zonas francas para el
ejercicio de la delincuencia, dado que el deterioro en las condiciones del
barrio es un incitador de criminalidad (Bernard, 1992). La geografía del crimen
a la que hace alusión Herbert (1993), incluiría a estas dos situaciones como
factores ambientales relevantes en la clasificación de zonas de riesgo dentro
de la ciudad. Esto podría también ser un indicador de lazos débiles que tengan
los individuos de la colonia con la sociedad, o entre sí, tal y como lo señalan
Evans, Cullen, Burton, Dunaway y Benson (1997).
Víctor Corral, Martha Frías, Carlos Barreto y
Francisco Obregón, Determinantes Conductuales y Situacionales del Robo
con Violencia en una Comunidad Sonorense, Revista Sonorense de Psicología,
Sonora, 1998, Vol. 12, No. 2, 68-77.
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